Un apartamento sueco con mucha luz
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No es ningún secreto que me gustan los pisos clásicos renovados. Esos pisos que son bonitos aún totalmente vacios y que conservan elementos de origen que les dan carácter.
El piso que os enseño es uno de estos. Es un apartamento de 74 m2 construido en 1928 y que, a pesar de haber sido recientemente reformado, conserva muchos elementos originales: el suelo de parquet de roble en espiga, los radiadores de hierro fundido, las molduras, las repisas en las ventanas o los armarios empotrados.
El suelo en espiga cubre todo el salón comedor y la entrada, un espacio amplio y con espacio para dejarlo todo al llegar a casa, con un perchero y una cómoda.
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Desde aquí entramos a la sala de estar o, a la derecha, a un pasillo que da a la despensa y a otro cuarto.
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Salón, comedor y una pequeña zona de trabajo ocupan el mismo iluminado espacio. Las paredes pintadas en un tono gris cálido destacan aún más la belleza de las molduras.
La zona de trabajo o estudio está integrada en la librería String.
La decoración se resuelve con elementos de colores neutros, igual que el mobiliario.
El rincón de comedor es una preciosidad, rodeado de ventanales con las repisas de madera original. La zona se delimita aún más con una alfombra en un tono de gris más subido, casi azulado. Si os gusta, tenéis una muy parecida en la tienda.
Sobre la alfombra, la mesa Loop de Hay y sobre la mesa una gran lámpara que acapara todas las miradas.
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Una puerta doble con cuarterones da acceso a la cocina, permitiendo así separarla cuando sea necesario.
La cocina es también muy luminosa y está totalmente reformada, con un suelo de madera blanqueada y azulejos blancos, igual que el mármol de Carrara de la encimera. Los muebles, en color gris oscuro, también tienen puertas con molduras, con un diseño un poco más clásico. Y los altos llegan hasta el techo, aprovechando muy bien su altura.
Tiene incluso una pequeña y acogedora zona para comer.
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Además de la cantidad de almacenaje que suponen los muebles de la cocina, desde ella se puede acceder a una despensa. En este pasillo podéis ver como una simple escalera de mano puede resultar muy decorativa. Eso sí, de madera.
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El dormitorio es también muy amplio y tiene el mismo tipo de suelo de madera blanqueado de la cocina y el pasillo de la despensa.
A los pies de la cama tiene un gran armario de puertas correderas y otro pequeño armario empotrado en la otra pared.
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Un detalle de las repisas de madera en las ventanas, es una lástima que aquí no tengamos porque es algo que me gusta mucho. Una damajuana y dos candelabros hacen un bodegón así de bonito.
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El baño, también recientemente reformado, con suelo de baldosa gris y paredes de mosaico igualmente en tonos grises.
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Y por último, un balcón lo bastante amplio como para colocar una mesita y dos sillas.
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